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Acusaciones contra ancianos
“Contra un anciano no admitas acusación, sino con dos o tres testigos.” (1 Timoteo 5:19).
El Apóstol en esta declaración reconoce dos principios. (1) Que un Anciano ha sido reconocido por la congregación como poseedor de un carácter bueno y noble, y de un fervor por la Verdad, y devoto de Dios. (2) Que tales personas, por razón de su prominencia en la Iglesia, estarían marcadas por el Adversario como objetos especiales para sus ataques, objetos de envidia, malicia, odio y conflictos por parte de alguien, así como nuestro Señor lo advirtió: “Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?”. “Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece”. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.” (Mateo 10:25, 1 Juan 3:13, Juan 15:18). Cuanto más fiel y capaz sea el hermano, más se aproximará a ser una copia del Maestro, y más apropiada será su elección como Anciano; y cuanto más fiel sea el Anciano, más seguro estará de tener como enemigos, no solamente a Satanás y sus mensajeros, sino también a tantos como Satanás pueda engañar e inducir al error.
Estos principios deberían garantizar a un Anciano contra la condena por medio de la palabra de cualquier persona, si su vida aparece siendo consistente. En cuanto a los rumores u oídas, estos no deben ser considerados completamente; porque ningún compañero verdadero, conocedor de la ley del Señor (Mateo 18:15), circularía rumores o confiaría en la palabra de aquellos que de esa manera harían caso omiso de las instrucciones del Maestro. Para ser escuchados de alguna manera, los acusadores deben manifestar haber sido testigos. Y aun si dos o más testigos hicieran acusaciones, no habría otra manera de ver el caso como lo que ya ha sido definido. Cualquier persona que acuse de error en contra del Anciano, después de fracasar en la entrevista personal, debería haber traído con él otros dos o tres que de ese modo se convertirían en testigos para la contumacia. Luego el asunto, aun no compensado, podría haber sido llevado por Timoteo o cualquiera ante la Iglesia, etc.
Ciertamente, esta acusación ante dos o tres testigos, siendo el requisito relativo a todos los miembros, da lugar a la suposición de que el Apóstol estaba simplemente clamando que un Anciano debería tener todos los derechos y privilegios que se garantizan a cualquiera de los hermanos. Puede ser que algunos estuvieran inclinados a sostener que, como un Anciano debe tener “buena reputación”, no solamente en la Iglesia, sino fuera de ella, un Anciano debería ser procesado criminalmente por los más mínimos cargos, debido a su influyente posición. Pero las palabras del Apóstol establecen que las oportunidades de un Anciano deben ser iguales que las de los demás.
Este asunto de los testigos debe estar profundamente grabado en la mente de toda Nueva Criatura. Lo que otros reclaman conocer y lo que ellos calumniosamente dicen no es suficiente para hacerles caso, ni para que sean recibidos. Si dos o tres, que siguen los designios del Señor, llevan acusaciones en contra de alguien, sin murmuraciones ni calumnias sino como se ha instruido, ante la Iglesia, aun a ellos no se les debe creer en ese momento; sino que después habrá el tiempo adecuado para que la Iglesia escuche el asunto, escuche a ambas partes; y luego dará una decisión piadosa y una amonestación, expresada de manera que ayude al malhechor a que vuelva a la rectitud y no lo empuje hacia la oscuridad exterior.
(Nota: esta información en paréntesis es un agregado al texto original: Se recuerda al lector que cada Ecclesia o clase bíblica de los Estudiantes de la Biblia es libre y autónoma, no hay una cabeza humana y solo respondemos a Cristo Jesús como líder, esta información solo presenta un estudio de como se trató en tiempos apostólicos este caso, sin embargo, cada iglesia es libre de estar de acuerdo o no con la información y tomar la una decisión diferente para solucionar este problema. No necesitan pedir autorización de alguien más.)
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