EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE Lección 3
La Esperanza de la Liberación
CUANDO Dios pronunció la sentencia de muerte sobre nuestros primeros padres, él no los abandonó sin la esperanza de que en algún tiempo y de alguna manera la penalidad pudiera quitarse. Un rayo de esperanza debe notarse en la declaración que hizo Dios a la “serpiente” con respecto a una “simiente” venidera que le magullaría en la cabeza. —Gén. 3:15.
No podemos suponer que Adán y Eva entendieron claramente las implicaciones de la declaración de Dios acerca de la simiente de la mujer; pero parece que recibieron alguna esperanza por ella, ya que cuando nació su primer hijo Caín Eva dijo, “Por voluntad de Jehová he adquirido varón.”—Gén. 4:1.
A la luz de las promesas subsiguientes de Dios, está claro ahora que la declaración de Dios acerca de una simiente que magullaría la cabeza de la serpiente realmente significa que al debido tiempo de Dios Adán y su raza serán liberados de la gobernación de Satanás y del pecado y de la muerte. (Apoc. 20:1-3; 1 Cor. 15:25,26) Esto significa que se cumplirá el propósito original de Dios en la creación del hombre, y la tierra se hará un paraíso enorme, poblado por la prole redimida y restaurada de Adán y Eva. —Apoc. 21:4.
Aproximadamente dos mil años después de la caída del hombre en el pecado y la muerte Dios hizo una promesa a Abran — a quién se le dio más tarde el nombre Abrahán — que por él y por su Simiente todas las familias de la tierra serían bendecidas. (Gén 12:3) Luego, cuando Abrahán probó su mérito al demostrar su buena voluntad de obedecer al Señor al ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac, Dios confirmó esta promesa por su juramento. —Gén. 22:15-18.
En el Nuevo Testamento la simiente prometida a Abrahán se identifica como Cristo. (Gál. 3:8,16) Además, se ofrece la explicación adicional que aquellos que siguen en los pasos de Cristo estarán asociados con él como la simiente prometida. (Gál. 3:27-29) Esto significa que los cristianos verdaderos participarán con Jesús en la futura obra de bendecir a la humanidad con la salud y la vida.
Fue debido al gran amor de Dios por sus criaturas humanas que, a pesar de que previó que le desobedecerían, él, por medio de Cristo, hizo la provisión de liberarlos de la penalidad de la muerte. (Juan 3:16) El plan de Dios para la liberación de la humanidad de la muerte mediante Cristo está en la misma base que la condena de toda la raza humana por un solo hombre. Todos perdieron la vida por causa de Adán, y todos tendrán una oportunidad de recobrar la vida por medio de Cristo. —1 Cor. 15:21,22.
Hay muchas promesas en la Biblia para asegurarnos de que cuando el plan divino para la liberación de la humanidad del pecado y de la muerte esté completo no habrá más enfermedades, dolor, o muerte, que la alegría remplazará el dolor, y que se limpiarán todas las lágrimas. (Isa. 25:8,9) Esta liberación de la humanidad del pecado y de la muerte incluirá el despertar de aquellos que hayan muerto. Todos éstos han sido “rescatados” por Jesús y serán restaurados a la vida. —Isa. 35:10 (A).
AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES
Preguntas
Saber las respuestas a estas preguntas implica un conocimiento inestimable de los propósitos revelados de Dios que pertenecen a su creación humana. ¿Cuántas puede usted contestar?
♦¿Abandonó Dios a nuestros primeros padres sin esperanza cuándo pronunció la sentencia de muerte sobre ellos?
♦¿Qué dijo Eva que indica que ella pudiera haber pensado que su hijo Caín fue la “simiente” mencionada por Dios?
♦¿Quién es la “Simiente” de la promesa que “magullará” aún la cabeza de la “serpiente”; y qué significará la realización completa de esta promesa en la experiencia humana?
♦¿Qué promesa hizo Dios a Abrahán acerca de la simiente?
♦¿Qué explicación hace Pablo en cuanto a la Simiente y quién la será?
♦Explique como el amor de Dios proporcionó la liberación de la humanidad del pecado y de la muerte.
♦Describa las condiciones que se obtendrán en la tierra cuando son quitadas las consecuencias de la caída.
Resumen de los Pensamientos Importantes
La declaración ambigua hecha a la “serpiente” acerca de una “simiente” es en realidad la primera promesa de Dios respecto a la liberación del hombre caído del pecado y de la muerte.
Material de Referencia
(A) “El Plan Divino de las Edades,” páginas 196, 197